Cuando observamos un revestimiento de placas en fachadas de cierta antigüedad, nos puede parecer a simple vista que su estado es razonable y que, por tanto, cumple su función.
Sin embargo, hay que comprender que estas instalaciones, además de las propias placas, están dispuestas por un entramado oculto compuesto por materiales como rastreles de madera o piezas de zinc y con una instalación ya de varios años sobre soportes que, generalmente, pueden ser de morteros pobres.
Por ello el conjunto es muy probable que haya superado su vida útil y presente posibles degradaciones tanto en las propias placas, que van perdiendo su posible flexibilidad y su espesor original, como en las estructuras de soporte que pueden ocultar importantes deteriores que, presentando una falsa estabilidad por el apoyo de unas piezas con otras, puede ser el origen de un desprendimiento repentino, especialmente ante situaciones imprevistas de vientos que pueden llegar a desmontar todo el conjunto con los riesgos que ello supone.
Las inclemencias del tiempo, además de la antigüedad, son la principal causa de estos deterioros ya que por pequeñas fisuras la acción del agua puede actuar de manera importante produciendo oxidaciones y pudriciones en los soportes. Por ello es muy importante una inspección visual para poder actuar con urgente antelación ante la posible presencia de roturas o grietas visibles. Sin descartar, directamente, una intervención de sustitución y renovación del paramento para evitar de origen posibles riesgos.