En las instalaciones sanitarias que denominamos vistas, además de vigilar que no haya pérdidas, nos preocupa e interesa que las tuberías presenten un aspecto razonable. Para ello se limpian, se pintan e incluso a veces se forran o cubren.

Pero, aunque sean vistas, las instalaciones de saneamiento siempre tienen oculto su interior.

La importancia de calcular y realizar una correcta instalación, tiene la finalidad de conseguir una correcta evacuación de aguas sucias. Esta función no solo es importante para un normal funcionamiento de la instalación, sino que también afecta a la durabilidad de esta. En una instalación se pueden depositar y acumular restos que, con el tiempo, pueden resultar agresivos y acelerar el deterioro de la tubería; además de suponer una mal función de la misma.

Cuando nos encontramos con instalaciones de cierta antigüedad, hablando de tuberías con contenido en amianto, no es suficiente observar su estado exterior. Para tomar la decisión sobre su posible sustitución, en el caso de mostrar un aspecto razonable, habría que poder confirmar su estado interior. Hay que contemplar que un deterioro en las paredes interiores puede ir acompañado de un arrastre incontrolado de fibras de amianto.

Por ello, salvo que sea posible comprobar el interior de las tuberías y sus piezas, disponer la sustitución de la instalación es una buena planificación cuando tratamos con tuberías de fibrocemento con contenido en amianto.